miércoles, 28 de noviembre de 2012

Novena de la Inmaculada Concepción

El Sábado 8 de Diciembre se celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, y una de las mejores maneras de prepararse a su fiesta, es rezando su novena con piedad y devoción. La Novena se inicia el Jueves 29 de Noviembre.

U  Modo de hacer la Novena: Puestos de rodillas, delante de una imagen de la Inmaculada Concepción, se santiguará y luego dirá todos los días el siguiente

U  Acto de Contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante vuestra divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.

U  Oración para todos los días: Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.  A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado.  No me dejéis pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a Vos, antes bien cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dadme la gracia particular que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestra y bien de mi alma.

U  Día Primero: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de librarnos de él por medio de tu santo bautismo, así Te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en Ti, Padrenuestro Santísimo. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de esta Novena).

Gozos a la Inmaculada Concepción de Nuestra Santísima Señora

(Escritos en el año de 1762, A cualquiera que dijere o cantare estos gozos, concedieron por cada copla Sr. Arzobispo de Tarragona 80 días de indulgencia. Y 380 días por los Gozos completos por día.   )

+ Para dar Luz inmortal, Siendo Vos Alba del Día; Sois concebida María, Sin pecado original.

U  Ave sois, Eva trocada, Sin el ay, de aquella pena: ¿Cómo os dirá Gracia plena, Quien os busca maculada? Si lo dice la Embajada Del Ministro Celestial; Sois concebida María, Sin pecado original.

U  Ester, que tocáis primero En el cetro de la Cruz, Que ya para darnos luz  Ofrece el Divino Asuero: Porque no os comprende el fuero De la provisión Real; Sois concebida María, Sin pecado original.

U   Como la culpa traidora Al sol no pudo mirar, Tampoco pudo aguardar, Que amaneciese la Aurora: Pues huye de Vos, Señora, Este nocturno animal; Sois concebida María, Sin pecado original.

U  Con armónica unión Se ajusta el divino acento A Vos sonoro Instrumento De toda la redención: Por tocar con proporción La música más cabal; Sois concebida María, Sin pecado original.

U  De la harina sois la Flor Para el Pan Sacramentado, Que nunca tuvo salvado La masa del Salvador: Si para formarse Amor La previno candeal; Sois concebida María, Sin pecado original.

U  En Gracia el Eterno Dueño Creó los ángeles bellos; Y en Vos, que sois Reina de ellos, No dejaría el empeño: Siendo para el desempeño La Prenda más principal; Sois concebida María, Sin pecado original.

U  Dice que sois toda hermosa, En sus cantares un Dios, No hallando macula en Vos Para ser su amada esposa: canción tan misteriosa Repitan con gozo igual Sois concebida María, Sin pecado original.

U  Ya en la Iglesia es más constante Que su culto en la intención Mira a vuestra creación Pura, limpia y radiante: Del Mundo  en aquel instante La Patrona Universal  Sois concebida María,  Sin pecado original

U  En esta primera entrada, Sion Divina, el Señor Os mira con más amor, Que a cuanto en Jacob le agrada: Así en Gracia acumulada Con tan inmenso Caudal; Sois concebida María, Sin pecado original.

U  Pues pudo elegiros tal, El que para Madre os cría; Sois concebida María, Sin pecado original.

 

 V: En tu Concepción fuiste Inmaculada.

R: Ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.

Oración Final

Oremos: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, Pues todo un Dios se recrea En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, Te ofrezco en este día Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión!¡No me dejes, madre mía morir sin confesión! Mi corazón a tus plantas, pongo, Oh Divina María, para que a Jesús lo ofrezcas junto con el alma mía, Amén.

 

U  Día Segundo: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes, por medio de una buena confesión. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

U  Día Tercero: ¡Oh santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas, para ser dignos de Ti, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

U  Día Cuarto: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como libraste a María del pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que Te podamos servir con verdadera libertad de espíritu y sin imperfección ninguna. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

U  Día Quinto: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante de su Concepción diste a María mas gracia que a todos los Santos y Ángeles del cielo, así Te rogamos humildemente por intercesión de tu Madre Inmaculada nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que Tú nos adquiriste con tu sangre y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus santos sacramentos, especialmente el de la comunión. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

U  Día Sexto: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

U  Día Séptimo: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro, Así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximia, por la cual es llamada Virgen de las Vírgenes, así Te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que no se puede conservar sin tu gracia, pero que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

U  Día Octavo: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero a Ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

U  Día Noveno: ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo para siempre gozar en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella. (Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena, y todo lo demás como el día primero)

martes, 27 de noviembre de 2012

Rosario de la Medalla Milagrosa


LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA, UNA MADRE PARA TODOS

Niños, jóvenes, adultos (solteros o solteras, casados, viudos o viudas, ancianos o ancianas, sacerdotes, religiosos o religiosas). Cualquiera que sea tu estado actual, ten presente que has nacido para salvarte. Y que para ello, lo mismo que en lo natural necesitas el cuidado solícito de una madre desde que naces, continuando en la infancia, juventud, pubertad, madurez y más especialmente en la ancianidad, necesitas también una madre en lo espiritual.  Esta madre la tenemos por expreso deseo de Jesucristo Redentor, que nos la legó en firme testamento firmado y sellado con su Sangre desde la Cruz Redentora. El parto fue dolorosísimo, pero la humilde esclava del Señor, que aceptó ser Madre del Salvador en Nazaret, acepta ahora la maternidad corredentora que se le encomienda en favor de toda la humanidad.  El día 27 de noviembre de 1830 la bondadosa, solícita y buena Madre del Cielo, le mostró a Santa Catalina Labouré, con una visión, grabada con letras de oro, la jaculatoria ¡Oh María concebida sin pecado original, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!  que tú terminas de rezar cincuenta veces. Esta jaculatoria, junto con llevar colgada al cuello la Medalla Milagrosa que también se le mostró, te garantiza es promesa de la Virgen vivir bien, morir en paz con Dios y salvarte. Las gracias y favores que la Santísima Virgen concede a los que practican esta devoción son incontables.

 

1. Señal de la Cruz.

2. Felicitemos a la Santísima Virgen por el singular Privilegio de su Concepción Inmaculada: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial Princesa, Virgen Sagrada María
Yo te ofrezco, en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía, morir sin confesión. Mi corazón a tus plantas pongo Oh Divina María, para que a Jesús lo ofrezcas junto con el alma mía, Amén.


3. Atendiendo el deseo de la Virgen Santísima Milagrosa, digamos con fervor y confianza:

 

INVOCACIONES AL DULCÍSIMO NOMBRE DE MARÍA


PRIMERA INVOCACIÓN: Madre mía amantísima, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, miserable pecador(a).
* Padre Nuestro – ¡Oh María concebida sin pecado original, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! (diez veces) – Gloria.

SEGUNDA INVOCACIÓN:
Fuente de las divinas gracias, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, concededme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados.                                      * Padre Nuestro – ¡Oh María concebida sin pecado original, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! (diez veces) – Gloria.

TERCERA INVOCACIÓN: Reina de cielos y tierra, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, sed mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos.                                                                    * Padre Nuestro – ¡Oh María concebida sin pecado original, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! (diez veces) – Gloria.

CUARTA INVOCACIÓN: Inmaculada, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, alcanzadme de vuestro Santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación.                                                * Padre Nuestro – ¡Oh María concebida sin pecado original, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! (diez veces) – Gloria.

QUINTA INVOCACIÓN: Abogada y refugio de nosotros pobres pecadores, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, asistidme en el trance de la muerte y abridme las puertas del cielo.                                                                                                                  * Padre Nuestro – ¡Oh María concebida sin pecado original, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! (diez veces) – Gloria.


4. Pídase la gracia que por intercesión de la Santísima Virgen se desee alcanzar (…) Y denle gracias por las ya obtenidas.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo, Amén.

5. Oremos: Señor Nuestro Jesucristo, que quisisteis honrar con innumerables milagros a vuestra Madre la Santísima Virgen María, Inmaculada desde el primer instante de su Concepción, concédenos que, implorando siempre su patrocinio, consigamos los goces eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.

6. Acudamos a la maternal protección y amparo de la Santísima Virgen con la siguiente súplica del glorioso San Bernardo:
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, hayan sido abandonados de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Virgen Madre de las vírgenes!, y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Purísima Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien escuchadlas y atendedlas favorablemente.

7. Recitar o cantar la antífona: “Salve Regina” (Dios te Salve Reina y Madre).

 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Nuestra Señora y su Medalla Milagrosa


Era el año de 1830, y en París ocurre la primera aparición moderna de la Santísima Virgen. Comienza lo que ha sido llamado por Pio XII como: "La Era de María"; porque apartir de esa fecha empezarían las visitas celestiales de Nuestra Madre: Salette, Lourdes, Fatima, entre otras. Nuestra Santísima Reina desciende de los cielos para traernos un mensaje de amor, paz y bendición. Fue bendecida con esta inmensa gracia Santa Catalina Lobouré, quien nació el 2 de Mayo de 1806 en Borgoña / Francia. Entró al postulantado de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul el 22 de Enero de 1830, y luego de tres meses, el 21 de Abril fue enviada al Noviciado en la Rue de Bac en París. El 18 de Julio de 1830, Vísperas de San Vicente de Paul, la maestra de novicias habló a todas ellas sobre la devoción que se debe tener a los Santos, en especial a la Reina de Todos los Santos, y en el corazón de Catalina nació el deseo de ver a Nuestra Santísima Madre. La Maestra repartió a todas las novicias un pedacito de un roquete de San Vicente y Santa Catalina se lo tragó, y se durmió pensando que este Santo y su ángel Custodio le alcanzarían la gracía de ver a Nuestra Señora en esa misma noche. A las 11:30 pm, Santa Catalina fue despertada por un niño vestido de blanco, que aparentemente tenía unos cinco años y brillaba mucho; él le dijó que se levantara y fuera con él, porque la Santísima Virgen la estaba esperando. Ella se vistió rapidamente, y lo siguió, él la llevó a la puerta de la capilla, y estaba cerrada, pero con tan solo poner su dedo en la puerta, se abrió. Ella entró en la capilla, estaban encendidas todas las velas y los cirios, el niño la llevó al presbiterio, junto al sillón del Padre Director, allí se puso de rodillas, él niño la acompañó. Para ella la espera fue muy larga, hasta que el niño le dijó: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí", ella vió una Señora de gran belleza que se dirigía hacia el presbiterio, y allí se sentó en un sillón sobre las gradas del altar mayor al lado del Evangelio. En esa visión, la Santísima Virgen le reveló a Catalina la misión que Dios tenía para ella. La siguiente aparición (que hoy se conmemora su 182 aniversario) en la tarde del Sábado 27 de Noviembre de 1830, Vísperas del Primer Domingo de Adviento; Catalina se encontraba en la Capilla meditando y esperando el inicio del adviento, cuando de nuevo se le apareció la Santísima Virgen, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando quiso describir su rostro solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza. Sus pies posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita. La Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla. Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y no mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja. Mientras Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón: "Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden". Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo. El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies. En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: " Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a vos". Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda. Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza". La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla. En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas. La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. La Virgen dijo a Catalina: "En adelante, ya no veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración". Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes". La Medalla se llamó inicialmente: La Medalla de la Inmaculada Concepción, pero luego a causa de los inmumerables milagros, se llamó Milagrosa. Nunca se supo que Santa catalina había sido quien había visto a Nuestra Señora y a quien le habían entregado la medalla. La medalla era muy popular en todo el mundo, pero Catalina no; hasta que el 27 de Julio de 194, Catalina fue Canonizada por el Papa Pio XII, y se reveló que ella había sido la escogida por Dios para recibir el mensaje de la Inmaculada Concepción, de su Medalla Milagrosa.









viernes, 23 de noviembre de 2012

Coronilla de la Divina Misericordia, en Latín


Corona Divinae Misericordiae
 
  • Pater noster, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo, Amen.
  • Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae, Amen.
  • Credo in Deum Patrem omnipotentem, Creatorem caeli et terrae. Et in Iesum Christum, Filium eius unicum, Dominum nostrum, qui conceptus est de Spiritu Sancto, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio Pilato, crucifixus, mortuus, et sepultus, descendit ad inferos, tertia die resurrexit a mortuis, ascendit ad caelos, sedet ad dexteram Dei Patris omnipotentis, inde venturus est iudicare vivos et mortuos. Credo in Spiritum Sanctum, sanctam Ecclesiam catholicam, sanctorum communionem, remissionem peccatorum, carnis resurrectionem et vitam aeternam, Amen.
  • Primo: Dómini Nostri Iesu Christi oratiónem in horto contemplamur:

Pater aeterne, offero tibi Corpus et Sanguinem, animam et divinitatem dilectissimi Filii Tui, Domini nostri, Iesu Christi, in propitiatione pro peccatis nostris et totius mundi.

Pro dolorosa Eius passione, miserere nobis et totius mundi. (decies)

  • Secundo: Dómini Nostri Iesu Christi flagellatiónem contemplamur:
Pater aeterne, offero tibi Corpus et Sanguinem, animam et divinitatem dilectissimi Filii Tui, Domini nostri, Iesu Christi, in propitiatione pro peccatis nostris et totius mundi.

Pro dolorosa Eius passione, miserere nobis et totius mundi. (decies)

  • Tertio: Dómini Nostri Iesu Christi coronationem spinis contemplamur:
Pater aeterne, offero tibi Corpus et Sanguinem, animam et divinitatem dilectissimi Filii Tui, Domini nostri, Iesu Christi, in propitiatione pro peccatis nostris et totius mundi.

Pro dolorosa Eius passione, miserere nobis et totius mundi. (decies)

  • Quarto: Dómini Nostri Iesu Christi crucis baiulationem contemplamur:
Pater aeterne, offero tibi Corpus et Sanguinem, animam et divinitatem dilectissimi Filii Tui, Domini nostri, Iesu Christi, in propitiatione pro peccatis nostris et totius mundi.

Pro dolorosa Eius passione, miserere nobis et totius mundi. (decies)

  • Quinto: Dómini Nostri Iesu Christi crucifixionem  et mortem contamplamur:
Pater aeterne, offero tibi Corpus et Sanguinem, animam et divinitatem dilectissimi Filii Tui, Domini nostri, Iesu Christi, in propitiatione pro peccatis nostris et totius mundi.

Pro dolorosa Eius passione, miserere nobis et totius mundi. (decies)
    In conclusione, ter dicitur:
     
     
Sanctus Deus, Sanctus Fortis, Sanctus Immortalis, miserere nobis et totius mundi.